sábado, enero 18, 2014

TROPAS ACANTONADAS EN LA PROVINCIA BERCIANA.


ACANTONAMIENTO DE TROPAS EN LA PROVINCIA BERCIANA.

por Xabier Lago Mestre.
falaceibe@yahoo.es

Otro tanto acontecía con la presencia ocasional de los ejércitos en la provincia de El Bierzo. Estas compañías de soldados venías de Galicia para Castilla, o al revés se dirigían para embarcarse en el puerto de A Coruña y navegar para Europa o para defender la frontera portuguesa. Cuando hacían parada en nuestra región solían hacerlo en Ponferrada, capital realenga, y con mayores obligaciones militares en este sentido. De ahí las continuas protestas del ayuntamiento de la villa del Sil ante la Corona por tener que soportar la presencia de los militares y los perjuicios económicos que ocasionaban. 



De ahí que se pidiese a la Corona que otros lugares de nuestra provincia compartiesen los alojamientos militares, pero esto no fue fácil por la resistencia de los señores laicos (Villafranca, Bembibre…) o monásticos (Carracedo, S. Pedro de Montes o Espinareda). En el año 1654 llegaron a Ponferrada 400 soldados irlandeses que saturaron la villa. Entre los gastos ocasionados estaban la cesión de locales de alojamiento, combustibles (leñas,luz...), alimentos para soldados (pan, pescado…) y animales (paja, cebada…). En 1668 los soldados se alojaron en la fortaleza y en mesones de la villa (Pilar Tejada Fernández, Una villa del Barroco…). 



El ayuntamiento ponferradino para servir a los regimientos y compañias militares que se acantonaban en la villa elegía los correspondientes diputados. En el año 1654 fueron seis diputados entre los vecinos para atender a los dichos 400 soldados irlandeses. Además, hay que añadir que los soldados de origen leonés o berciano regresaban de sus campañas militares a sus cuarteles de la provincia durante los meses de invierno, lo que ocasionaba nuevos gastos a las villas receptoras.

ALOJAMIENTOS DE MILITARES EN EL CASTILLO PONFERRADINO.


Ante los problemas de alojamiento que había para tantos soldados la villa de Ponferrada pidió que se habilitase para ello el castillo. Así aconteció en febrero de 1642 cuando el ayuntamiento demandó que por “ser fuerza muchas veces parar aquí para pagarlos y haber necesidad precisa de recogerlos en un lugar a donde no se vayan o no salgan de noche a destruir y hacer los daños que suelen hacer las gentes de guerras. Y por no tener vecindad capaz esta villa para alojarlos a todos, pedir cédulas para que las veces que fuere necesario, que esta gente  se pueda meter en la fortaleza de esta villa, a donde otras veces se han metido, con lo que ha cesado todo lo susodicho (…)” (José Diego R. Cubero, “Defensa del castillo de Ponferrada durante la guerra con Portugal”). 



El posible alojamiento de soldados foráneos en la fortaleza ponferradina no siempre pudo ser tal por la resistencia de sus sucesivos alcaides y, tras la cesión real del castillo, por los marqueses de Villafranca sus poseedores, que veían mal tal ocupación militar y gastos correspondientes del alojamiento y manutención.

O BIERZO, XANEIRO DE 2014.
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