lunes, abril 19, 2010

PONFERRADA Y EL BIERZO, HACIA LA COHERENCIA TERRITORIAL.


PONFERRADA Y EL BIERZO, HACÍA LA COHERENCIA TERRITORIAL,
Por Xabier Lago Mestre.



Ponferrada ha evolucionado mucho desde aquella villa realenga, por concesión de los Reyes Católicos en el siglo XV, a la actual ciudad de tipo medio. No se puede negar que su gran impulso se produjo en el siglo XX, con el desarrollo industrial y minero, fomentado por el sistema capitalista. Ahora esta ciudad concentra las administraciones públicas (Estado, Comunidad Autónoma, provincia, comarca y municipal), así como los principales servicios comerciales, bancarios, de ocio, industriales, inmobiliarios… además de ser el principal nudo de comunicaciones de la región berciana.


Aquella villa realenga de Ponferrada ejercía su dominio directo sobre su jurisdicción de aldeas. Por mor del establecimiento del corregimiento, durante el Antiguo Régimen tuvo una cierta influencia sobre la llamada Provincia de El Bierzo, a nivel gubernativo, jurisdiccional, militar y fiscal. Durante ese período histórico, la villa del Sil siempre luchó por la primacía capitalina contra Villafranca. Así recordamos las sucesivas disputas por la capitalidad de la Provincia liberal de El Bierzo a lo largo del siglo XIX. Pero es que hoy Ponferrada compite con varias capitales provinciales de Castilla y León, casos de Zamora, Soria, Ávila, Soria o Segovia, en base a su crecimiento poblacional y la demanda de mayores servicios públicos.


La capital berciana ejerce su influencia sobre un amplio entorno. En primer lugar, sobre los municipios más cercanos que forman su llamado alfoz periurbano (Camponaraya, Cubillos, Molinaseca…). Un segundo nivel de dependencia funcional se establece con las comarcas bercianas del Boeza, Alto Sil, Ancares, Valcarce y demás. Pero es que su influencia llega hasta otras comarcas más lejanas, casos de Laciana, La Cabrera Baja, Os Ancares o Valdeorras. A lo largo de la historia moderna y contemporánea hubo constantes relaciones socioeconómicas entre todos estos territorios, por ejemplo a través de las ferias y mercados, aunque hoy se han reforzado (más cantidad y valor financiero) y han dejado de ser ocasionales para pasar a ser permanentes e incluso diarias. Estamos seguros de que unas mejores comunicaciones terrestres intercomarcales favorecerían una mayor integración territorial.


De todo ello deducimos la formación de una región funcional que supera los actuales límites administrativos. Esta región funcional seguirá su proceso de consolidación porque su lejanía de otras áreas funcionales refuerza su peculiar crecimiento autónomo. Por el mismo motivo, la centralidad de Ponferrada irá a más, beneficiada por los recursos de esta región, y la relativa independencia de otros centros administrativos (León, Valladolid, Lugo, Ourense…). Sin embargo, esta realidad geoeconómica no acaba de ser entendida los políticos en general, quizás por razón de sus prejuicios administrativos y miedos derivados del complejo mosaico pluriprovincial afectado.


Conviene decir que Ponferrada y El Bierzo deben caminar más juntos, uniendo todas nuestras potencialidades. La capital debe mucho de su desarrollo urbano a lo que le están dando los municipios bercianos. Tengamos presente, por ejemplo, la despoblación que sufren nuestras aldeas, pueblos y villas. Parte de esa emigración se concentra en Ponferrada. Ésta aglutina la mayor parte de las inversiones públicas (infraestructuras, polígonos industriales, centros educativos, administrativos…). Si Ponferrada recibe tanto, ya va siendo hora de reclamar parte de la tarta para el resto de la región berciana.


Hace tiempo que se debate sobre lo que bien podemos llamar Estatuto administrativo de El Bierzo, oficialmente el proyecto de reforma de la Ley de la Comarca. Pues bien, es un buen momento para reconocer que esa nueva institución berciana debe mirar no sólo por los intereses de Ponferrada, sino también por los del resto del territorio regional. Todos y todas tenemos que valorar más los intereses supramunicipales que los de los ayuntamientos. Este nuevo proyecto administrativo para El Bierzo debe suponer más autonomía política para nuestro territorio periférico. No podemos seguir siendo tan dependientes a nivel administrativo porque coarta nuestra capacidad de iniciativa colectiva. Si tenemos más decisión política elegiremos mejor nuestras soluciones, de cara a resolver los numerosos problemas que sufrimos. Exigimos nuestro protagonismo en la propia corresponsabilidad gestora.


Insistimos en que Ponferrada no puede acaparar todo el poder derivado de la próxima reforma administrativa para El Bierzo. El nuevo Estatuto político debería rebajar el poder local de los ayuntamientos frente a los intereses supramunicipales de la región. En este contexto, la propuesta de reforma legal no debería basarse en elegir concejales municipales, como hasta ahora, sino en elegir consejeros por elección directa, para evitar su dependencia de los ayuntamientos. Es muy importante fomentar la participación directa de los ciudadanos para lograr una mayor identificación colectiva con la institución berciana. Las nuevas competencias del Consejo de El Bierzo serán para favorecer una gestión pública y común con más eficacia y eficiencia. Los municipios tienen competencias que no pueden ejercer por falta de medios (humanos, materiales y financieros), el Consejo puede complementar esas deficiencias. A nivel de financiación, del principio de solidaridad deriva que el más rico, el municipio de Ponferrada, también se comprometa a ayudar económicamente y cooperar con el resto de municipios descapitalizados.


El Consejo Berciano evitaría la rémora de los mini-municipalismo actual. Hay que cambiar la visión local, planificando a mayor escala territorial, superando los límites municipales. Sólo así formularemos políticas económicas propias, teniendo presentes los centros comarcales especializados, y ordenaremos el territorio de forma global (infraestructuras, polígonos industriales, depuradoras, urbanizaciones…), etcétera.


Todos estos aspectos institucionales son importantes pero hay que incidir más en los aspectos sociales. Así el fomento de la participación electoral y democrática servirá para hacer más cercana la institución a los ciudadanos. Resulta clave la recuperación de la conciencia territorial colectiva, capaz de fomentar la autoidentificación y la cohesión social de la región berciana. En época de crisis el sentido de pertenencia colectiva favorece la confianza en las potencialidades del territorio y la unión de esfuerzos. Pongamos, pues, en práctica la solidaridad, rural-urbana, pueblos-villas-ciudad, y para ello tenemos a nuestra disposición el Consejo Berciano.


O Bierzo, abril de 2010.
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